Un año más, debido a Covid19, los miembros de la Federación de los Petits Frères des Pauvres han tenido que adaptarse para poder celebrar la Pascua con las personas mayores a las que acompañan.
En muchos países, la Pascua sigue siendo una fiesta importante y las personas mayores quieren celebrar este momento. Las reuniones de varias personas no pudieron llevarse a cabo, las reuniones familiares también se pospusieron o estaban mucho más reducidas y las personas que estaban solas se sentían aún más aisladas…
Las personas voluntarias y los equipos tecnicos (en Canadá, Estados Unidos…) encontraron la forma de celebrarla a pesar de todo, distribuyendo paquetes con dulces, galletas, sorpresas, tarjetas con testimonios, flores o incluso un pequeño periódico “Le courrier des amis” creado para la ocasión (en Alemania).
Las visitas (en casa cuando es posible, o a distancia) de las personas voluntarias trajeron consuelo y compañía a las personas mayores e hicieron que esta celebración fuera realmente especial.
En Polonia, los equipos de personas voluntarias distribuyeron comidas típicas de la Semana Santa, como sopa de centeno agria, huevos rellenos y pastel tradicional. Se distribuyó un cojín decorativo con la inscripción: “Estás en nuestros corazones” con flores de primavera. La Sra. Irenka, testifica: “Este regalo me dio una gran alegría. Muchas cosas han cambiado desde que te conocí. Me siento muy bien, no estoy sola y sé que tengo gente maravillosa a mi lado. Cada vez que miro este cojín, pienso en ti. Nadie debería sentarse solo en la mesa de Pascua. ”
En Hungría existe una tradición especial para la Pascua, que se basa en la analogía primaveral de las mujeres, que son flores que hay que regar con frecuencia para que no se marchiten. Por ello, los hombres visitan a las mujeres el lunes de Pascua y las rocían con perfume o agua. Normalmente también recitan un poema en el que piden permiso a la mujer para mojarla.
Las personas mayores, acompañadas por la asociación húngara Idosek Baratai, socia de la Federación Internacional de los Petits Frères des Pauvres, esperaron a las personas voluntarias, bien vestidas, y regalaron huevos rojos a los hombres, ¡pues es la forma tradicional de dar las gracias por la aspersión! Todos ellos, hombres y mujeres, recibieron regalos personalizados gracias a los empleados de una empresa consultora que prepararon con entusiasmo paquetes de regalo según los deseos de cada persona. Hicieron realidad todos sus deseos y escribieron mensajes personalizados. Magdolna dice: “La fiesta está en nuestros corazones. Si está vacía, es muy triste, pero tú me llenas el corazón cada vez que me visitas”.
Crédito de la fotographia : Federación de los Petits Frères des Pauvres